Diecisiete. Tierras Indómitas IV: El Burgo de Sarovir. La Casa Fierabrás.

 



Bajo la noble Casa Fierabrás, residencia para dolencias del alma, se abren pasillos y cámaras donde el buen doctor acoge a sus pacientes más especiales.
Excavado en la roca, su suelo es de tierra oscura con algunas losas para evitar la excesiva humedad del invierno.
Aquí y allá pequeñas baldas entre los puntales de madera sostienen velas que iluminan el entorno.




La guardia dispone de una sencilla sala donde descansar entre ronda y ronda. Una mesa larga y un par de armarios viejos la adornan.




En un extremo se abre la cámara privada del Doctor Fierabrás, allí puede estudiar, trabajar, y experimentar con sus internos.



Los residentes, sujetos con oxidadas cadenas y argollas, tienen cada uno una celda y un montón de paja donde dormir.
Todo huele a humedad putrefacta.
Todo rezuma enfermedad y locura como la mente de los que allí habitan.
Risas nerviosas y alaridos recorren este lugar, carcajadas y gritos que se escapan al exterior y dan nombre a la casa Fierabrás: La Casa de los Gritos.




" Odio trabajar aquí.... El frío y la humedad te calan hasta los huesos. El olor se te pega a la piel. Pero lo peor de todo son los gritos...."
Alfonso. Guarda de la Casa Fierabrás.

Comentarios

  1. Me gusta mucho la mazmorra, tiene muchos detalles, gran trabajo y a disfrutarla :)

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