Diez. El culto al Santo Infante

Lejos de Sarovir, en la que fuera la capital de un antiguo imperio, nació el Santo Infante. En un período de guerras, cuando reinaba la inseguridad y el hambre, una prostituta jorobada y deforme dió a luz a un niño dulce y perfecto de cabellos dorados y que a todos sonreía. Tanta era la luz que desprendía aquel niño ante tanta oscuridad que pronto en la ciudad muchos fueron los que acudieron a verle, pues su mera presencia les tranquilizaba y ayudaba a encontrar la paz. Los deformes, los perdidos y los enfermos veían en aquella luz una esperanza que la guerra les había arrebatado. Proverbios flamencos. Brueghel "El viejo". Los años pasaban y entre las gentes humildes corrió la voz de un niño Santo que traía la paz, mientras que en la corte un emperador ruín y olvidado por la historia regía con mano de hierro. Las guerras volvían a sucederse, soldados de todas las tierras venían a ganar fama, pero entre las gentes de a pie la miseria crecía en igual medida que la glo...