Cinco. Dramatis Personae: Hezabelle



Hezabelle fue antaño una  princesa de la nobleza de Sarovir. Enamorada de un caballero, su corazón se rompió cuando éste murió presa de unos bandoleros mientras cazaba en el bosque. Transida de dolor, se negó a separarse del cuerpo, de día o de noche. Abrazaba su féretro y se negaba a abandonar su tumba. Cuando finalmente el cuerpo de su amado fue enterrado,  pasaba los días e incluso las noches de pie junto a su sepulcro, con la mirada ausente y la mente perdida; tanto fue así que comenzaron a llamarle "la loca". 

Una noche de luna nueva acudió al cementerio, y con ayuda de unos rufianes, sacó el cuerpo de su amado de su cripta de piedra y lo llevó hasta un lugar seguro, en el palacio de sus padres. Después, comenzó a buscar la manera de regresar a su amado a la vida. Vagó entre los peores fondos de la ciudad, preguntó a las viejas que viven recluidas en sus casas en las aldeas, fatigó las bibliotecas y las casas de alquimistas y magos en busca de una solución. 

Empujada por su amor y determinación, aprendió a moverse por aquellos ambientes de sordidez y oscuridad: el dinero de sus padres abría las bocas, y cuando este dinero no era suficiente, una daga afilada también las cerraba, según la situación lo requiriera. Finalmente una anciana solitaria que habitaba el barrio de los sepultureros le confesó la existencia de una poción, y la joven princesa aprendió de sus labios el secreto para resucitar cadáveres. 

Pero el elixir no funcionó como Hezabelle esperaba, y aunque su amado volvió en cuerpo, la mente del caballero resultó ser tan solo obediente a lo que se le ordenaba. Hezabelle desahogó su frustración apuñalando a la vieja, pero fue descubierta y arrestada por los alguaciles. Debido a su nobleza de cuna y a la influencia de su padre en la ciudad, Hezabelle fue devuelta a su casa, para vergüenza de sus padres.

Para justificar su crimen, Hezabelle enseñó a sus padres a su amado. Aquella revelación provocó horror entre aquellos que la presenciaron, y Hezabelle fue rechazada de su hogar y expulsada de la ciudad, bajo pena de muerte. Odiada por todos, la princesa acabó por ocultarse en los bosques, escoltada por su leal y desalmado caballero.

Hezabelle, acompañada de algunos de sus homúnculos experimentales, 
registra los mausoleos de Sarovir en busca de una reliquia.

En los años venideros Hezabelle se dedicará a buscar nuevas pistas para perfeccionar la fórmula de su pócima, profanando tumbas y descolgando cuerpos de las horcas, buscando refinar esa ciencia que permite traer de nuevo el cuerpo y el alma de los que se han ido. En su misión, descubrirá extraños secretos y reliquias, e indagará entre aquellos espacios donde la cordura se enfrenta al abismo de lo que está más allá de la mente humana. Ningún precio será demasiado alto: acompañada de su fiel guardaespaldas, y rodeada de un enjambre de homúnculos y criaturas ni vivas, ni muertas, Hezabelle estará determinada a derribar el muro que separa la vida de la muerte.


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